Atlixco, la ciudad de las flores. En las faldas del volcán Popocatepetl, presume de disfrutar del mejor clima del mundo. La ciudad aparece rodeada de un vergel de todos los colores, campos de flores que llegan a perderse en el horizonte. Las flores lo inundan todo, son parte de lo cotidiano.
Antes del Día Muertos, el paisaje se tiñe del anaranjado. Durante esta fiesta, son las calles de Atlixco las que aparecen cubiertas de alfombras de cempasúchil y crisantemos. El Viernes Santo los engrillados caminan sobre caminos de flores. Y la música y danzas del Huey Atlixcayotl honran a Quetzalcóatl y Xochipilli, el dios de la música, las artes, el amor, la belleza y las flores.
En estas fértiles tierras se asentaron los españoles, que construyeron templos de bellas cúpulas e imponentes conventos, que aparecen más hermosos que nunca cuando Atlixco, por Navidad, se convierte en La Villa Iluminada.
Una vuelta por el zócalo es una experiencia inolvidable, saboreando los ricos helados y sorbetes que venden cerca de allí, así mismo entrar a algún restaurante para degustar la cecina atlixquense, el guacamole, el consomé Atlixquense, o las truchas en sus diferentes modalidades.